Sábado 16 de marzo de 2.024. 09:34 horas, temperatura actual 12ºC, sin viento, y cielo despejado, con humedad relativa media en torno al 70%. Se esperan pocos cambios para el resto del día, que se presenta auténticamente primaveral e ideal para salir a la montaña.
Nos encontramos en el merendero del Puerto del Boyar, entre los kilómetros 44 y 45 de la carretera A-372, a 938 metros sobre el nivel del mar, en pleno corazón del Parque Natural Sierra de Grazalema, a espaldas del Pico del Monete y el majestuoso San Cristóbal.
Nuestro coordinador principal no está hoy con nosotros por encontrarse lesionado, habiendo delegado sus funciones en dos compañeros titulados monitores voluntarios de montaña. Uno de ellos toma la palabra para dar la bienvenida al grupo, hoy reducido a un número de 12 participantes (ideal para este tipo de aventuras), seguida de un breve resumen sobre la ruta a seguir y otros consejos propios de esta actividad, en una mezcla entre senderismo y montañismo.
La excursión de hoy discurre por la Sierra del Endrinal, teniendo como objetivo principal llegar hasta el Túnel de Coargazal y el Arco Gótico, para regresar por el Valle del Coargazal y el Puerto de las Dos Encina hasta el cruce con el Puerto de las Presillas, cerrando así el trazado circular de la ruta.
Esta sierra está muy deforestada, donde la vegetación es poco densa, destacando encinas, quejigos y pinos de repoblación en las zonas más bajas, y con matorral almohadillado en las áreas próximas a las cumbres, tales como piornos, “cojines de monjas” o “rascaviejas” entre otros.
Comenzamos subiendo hacia el Sur por el denominado Sendero del Puerto de las Presillas, rodeado por robustos ejemplares de las especies arbóreas mencionadas. A unos 300 metros de subida nos encontramos con un cartel informativo del Ciclo del Agua y una indicación del nacimiento del río Guadalete, cuyas primeras aguas en forma de arroyuelo cruzan el sendero.
Según el mapa, no nos separan ni tan siquiera 100 metros de su fuente, pero como no está en el track, pues pasamos de largo, si bien creo que, por su ubicación, importancia y su influencia medioambiental y económica en la provincia de Cádiz, podría haber sido objeto de una breve visita. Queda pendiente para la próxima vez que vengamos por estos lares.
Otros 300 metros más arriba, nos desviamos unos pocos metros a la derecha para ver la Calera del Navazo, cuya actividad tuvo gran importancia en épocas pasadas.
Regresamos al sendero principal y conforme ganamos altura, se abre ante nosotros espléndidas vistas, al Oeste, de la Garganta del Boyar, el Camino del Salto del Cabrero y de la zona conocida como La Garita, que no es más que una formación de calizas ahuecadas, pero muy curiosas de ver.
Seguimos subiendo con buenas vistas del Puerto de las Presillas, (1.254 msnm) adónde llegamos pasadas las 10:30 horas. Sin parar, continuamos hacia un muro de piedra que vemos frente a nosotros. Lo atravesamos por una portilla, que según he leído en algún sitio, daba paso a un viejo camino de los muchos que antiguamente existían en estas sierras para comunicar los pueblos que la habitan, en este caso entre Grazalema y Benaocaz.
Poco después llegamos a una intersección. Obviamos el desvío a nuestra derecha, cuyo sendero utilizaremos para regresar, y seguimos recto por el mismo camino que traemos en dirección hacia las ruinas de una cortijada, situada a un par de kilómetros más adelante, a través de las zonas conocidas como de Navazuelos Fríos y El Dornajo.
Llevamos recorridos 3,56 kilómetros, y son las 11:16 horas, cuando llegamos a dichas ruinas (1.147 msnm), donde aprovechamos para hacer una breve pausa de unos 15 minutos para descansar y tomar un tentempié, en el pequeño prado donde se ubican las ruinas y también unos pilones llenos de agua.
Acto seguido reanudamos la marcha descendiendo hasta un cruce en el kilómetro 4,15 (1.058 msnm) en pleno Valle del Coargazal.
A pesar de que todo el terreno por el que caminamos es de origen kárstico, lleno de lapiaces y canchales, y zonas muy pedregosas, en general podemos decir que los senderos que nos han traído hasta aquí han sido relativamente fáciles y cómodos de seguir, salvo en algún que otro momento muy puntual y sin mayores complicaciones, incluyendo un par de ligeros destrepes.
También hemos atravesado un pequeño pero denso bosque de encinas pareadas y cubiertas de musgo, con muchos ejemplares muertos y/o tumbados en el suelo, donde apenas penetra la luz del sol, creando una estampa realmente bella y poco común. Resulta muy relajante caminar por este frondoso y singular bosque.
Sin embargo, a partir de este cruce, las cosas se tornan un poco más difíciles, pues poco a poco descubrimos que vamos siguiendo tres tracks distintos, cuyo punto en común desaparece precisamente aquí, coincidiendo además con las zonas más incomodas para caminar e incluso para orientarse.
Descartamos el track que al parecer nos lleva al túnel por su vertiente NO, la más difícil y peligrosa, con una especie de escalada incluida, y nos decidimos por el que atravesaba directamente el valle.
Después de unos cientos de metros, vemos que nos hemos pasado de los correspondientes desvíos para el túnel, primero, y para el arco, después, por lo que procedemos a volver a cotejar los tracks, confirmando la existencia de pequeñas diferencias entre ellos.
Corregimos el itinerario desandando nuestros pasos, y al llegar al enlace con el desvío al Arco Gótico, primero, tenemos que dar vueltas y más vueltas para acceder a él, dado que los tracks son algo confusos al no coincidir entre ellos. Finalmente conseguimos llegar a los pies del mismo, pero creo que sólo uno de nosotros logró acercase lo suficiente para verlo, así que nos planteamos dejarlo ahí y seguir buscando el camino correcto, mientras vamos retrocediendo casi sin darnos cuenta hacia el Túnel del Coargazal.
Guiados más mal que bien por nuestros GPS, ayudados por los abundantes hitos marcados con piedras y pintura azul sobre las rocas (algunas incluso con flechas dibujadas), a través de un laberíntico entorno de rocas y pequeños bosquetes de carrascas, con algún que otro tramo pequeño de sendero fácilmente identificable, y un par de fáciles trepadas, por fin llegamos a la entrada del Túnel del Coargazal (1.272 de altitud), sobre las 14:00 horas.
Nuestros esfuerzos se ven ahí ampliamente recompensados, pues a la satisfacción de haber logrado nuestro principal objetivo del día, después de tantas vueltas y revueltas, se une el deleite que produce la contemplación de tal espectáculo de la naturaleza, grandioso y bello a la vez.
El corto pasillo de este túnel, que termina en una especie de puerta hacia un escarpado precipicio, nos ofrece unas excepcionales vistas de la Garganta y el Puerto del Boyar, al fondo.
Tras un buen rato disfrutando de tan emblemático lugar, nos damos cuenta de que ha llegado la hora del almuerzo, e improvisamos el camino de regreso sin plantearnos siquiera subir al mirador natural que hay sobre dicho túnel, y al que sólo subió la misma persona que lo hizo anteriormente en el arco.
A medio camino entre el túnel y el valle, ya con los ánimos más relajados, encontramos el lugar idóneo para comer. Un pequeño recinto natural, entre sol y sombra, al amparo de unas cuantas rocas y algunos árboles. y decidimos parar allí unos 25 minutos para almorzar.
Después de ello, bajamos otra vez al Valle del Coargazal y dirigimos nuestros pasos hacia el NE, en busca del camino de vuelta por el Valle del Puerto de las Dos Encinas, hasta enlazar posteriormente con el cruce del Puerto de las Presillas; el mismo que esta mañana habíamos dejado atrás, a nuestra derecha.
El tránsito por el valle es ciertamente cómodo y fácil de seguir, entre prados y rocas, hasta llegar a un tramo no muy largo, pero sí cien por cien kárstico, totalmente cubierto de lapiaces, canchales y todo tipo de oquedades y grietas, sin sendero definido por el que cruzarlo a media altura, según los tracks que traemos.
Conseguimos atravesarlo sin mucha dificultad, y así llegamos a una especie de collado de montaña conocido como Puerto de las Dos Encinas, a 1.223 msnm.
Escasos dos kilómetros y medio nos separan ya del punto de inicio, y volvemos a entrar en un sendero bien marcado a través de un prado que nos conduce directamente a un muro semiderruido, el cual atravesamos por una portilla.
Este sendero conecta con el cruce existente en el Puerto de las Presillas, situado a poco más de 500 metros, al que ya nos hemos referido con anterioridad como el punto de encuentro para cerrar el tramo circular de la ruta.
Una vez allí, comenzamos a desandar cómodamente en bajada el camino de regreso, disfrutando de unas extraordinarias vistas de la Sierra del Pinar, destacando al frente y más próximos el Pico del Monete y el San Cristóbal, bajo la atenta mirada durante unos minutos de un par de cabras montesas que no parecían sorprenderse de nuestra presencia, sino más bien al contrario, dando por concluida esta jornada mitad senderismo, mitad montañismo, sobre las 16:40 horas.
Características de la ruta:
Circular. Dificultad moderada, recomendable sólo para gente bien preparada, sobre todo por el tipo de terreno kárstico y laberíntico por el que discurre.
Distancia: 10,80 km, en un área de 1,3 km2
Tiempos: Total: 06h 59’ / En movimiento: 04h 16’ / Detenidos: 02h 43’
Cotas mínimas y máximas: 938 m y 1.272 m. respectivamente.
Desniveles acumulados: Positivo: 688 m. / Negativo: 520 m.
Velocidad media: 1,54 km/h. / Promedio movimiento: 2,51 km/h.