Volvemos al Valle del Genal, que como cada año por estas fechas luce sus mejores galas otoñales, convertido en lo que se conoce como “El Bosque de Cobre”. Es sábado 18 de noviembre de 2.023, día claro y soleado, con una temperatura de 13ºC a las 9 de la mañana, pudiendo alcanzarse los 19º en las horas centrales del día, con vientos variables E-SE de hasta 10 kms/hora y una humedad relativa del 56%.
Para esta ocasión nos hemos reunido un grupo de 21 personas en el parking de Genalguacil, (540 metros sobre el nivel del mar), punto de inicio y final del recorrido previsto para hoy por los alrededores de estos dos bellos pueblos del Bajo Genal, a través de una ruta circular diseñada especialmente para esta ocasión, dado que en realidad está formada por dos tramos circulares unidos por un pequeño trecho común.
Tras las habituales palabras de bienvenida por parte del responsable del grupo, comenzamos la marcha a las 09:32 horas. Atravesamos el pueblo subiendo por las calles Lomilla, San José y Caridad, para llegar a la de los Castañales, que se une con la vereda llamada Camino de Jubrique, por donde abandonamos el pueblo. A cada paso de este breve recorrido urbano, vamos disfrutando de los magníficos murales y esculturas que jalonan este singular pueblo-museo.
Seguimos caminando por esa vereda, y un poco más arriba dejamos atrás los cruces números 1 (592 msnm) y 2 (566 msnm) de nuestro track, y seguimos recto siguiendo las indicaciones de los senderos de Matagallar y Jubrique, SL-A 194 y SL-A 164 respectivamente. Ambos cruces, que casualmente coinciden más o menos con los kilómetros recorridos, los utilizaremos posteriormente para nuestro camino de regreso.
Casi un kilómetro más adelante nos volvemos a encontrar con otro cruce, el número 3 (406 msnm) de nuestro mapa. Aquí nos desviamos a la derecha para llegar a un enclave denominado El Balcón (301 msnm), donde paramos unos minutos para contemplar las extraordinarias vistas del valle y algunos de sus pueblos blancos, Algatocin, Benalauría, Benadalid y Benarraba, así como otros enclaves que también vamos reconociendo mientras caminamos, tales el Cerro de La Corchuela, Castillo del Aguila de Gaucin, El Hacho, Cerro Poyato, Peñón de Benadalid, y otros.
Seguimos en ascenso un kilómetro más por la zona conocida como El Castañal hasta el cruce número 4 (477 msnm), que coincide con la carretera MA-8305. Caminamos por dicha carretera unos doscientos metros, y nos desviamos a la izquierda por un camino asfaltado que nos conduce hasta Jubrique, el cual ya venimos divisando alternativamente según avanzamos por algunos tramos.
Pasamos junto a la Ermita del Chorrillo, y tras caminar los seis kilómetros que nos separan de Genalguacil, llegamos a Jubrique por el Norte, entrando por la calle Altillo y pasando junto a la Iglesia de San Francisco de Asís y Ayuntamiento, y llegamos a la carretera MA-8301, cruce número 5 (539 msnm), habiendo disfrutado de sus bien cuidadas y decoradas calles.
Cruzamos dicha carretera, y abandonamos el pueblo por el Sur para adentrarnos en las laderas del Río Monardillo, afluente del río Genal, a través de una pedregosa y estrecha vereda en descenso por la zona de El Castañuelo, cruce número 6 (470 msnm), hasta llegar a dicho río, que más bien podríamos llamar arroyo, dado su escaso caudal de agua. Pudimos cruzarlo por el nuevo puente colgante que han construido en este último año, pero al no estar incluido en nuestro track, decidimos volvernos y seguir por el camino que tenemos trazado. El año pasado por estas fechas, cuando pasamos por este mismo lugar, estaban poniendo los cimientos de los pilares que lo soportan.
Nos desviamos a nuestra izquierda por una estrecha y casi cerrada vereda paralela al río, y unos pocos metros más adelante lo vadeamos sin gran dificultad. Comenzamos a subir siguiendo la misma estrecha vereda, y según subimos otros casi cien metros, llegamos a un cruce que no tenemos señalizado en nuestro track, donde según una señal colocada en dicho lugar, a la derecha se une con el puente en cuestión.
Nosotros volvemos a girar a la izquierda, y seguimos subiendo hasta encontrar una pista de tierra a la derecha. Siempre en continuo ascenso por dicha pista, alcanzamos el cruce número 7 (697 msnm), donde la pista se transforma en un estrecho sendero cuyo rastro va desapareciendo poco a poco hasta el punto de llegar a desaparecer por completo antes de llegar al Arroyo de los Redondillos.
Dando vueltas y revueltas, gracias a la ayuda inestimable de los GPS, algo de intuición y mucha experiencia senderista, finalmente encontramos una estrechísima vereda, casi imperceptible, que transcurre a lo largo de unos pocos metros junto a un pequeño terraplén a la derecha, ciertamente preocupante. Nos aventuramos a pasar por dicha vereda extremando todo tipo de precauciones, dado el alto riesgo de caída por posibles resbalones, al estar todo el terreno cubierto por abundante hojarasca, así como otros obstáculos que dificultaban el avance, tales como algunas piedras sueltas, troncos que se cruzaban a media altura del camino, y algunos puntos donde apenas había espacio para poner los dos pies juntos.
Felizmente pasamos este pequeño trance sin tener que lamentar ningún incidente, atravesamos el Arroyo de Los Redondillos, completamente seco, y unos cuantos cientos de metros más adelante volvemos a otro carril, otro sendero, y otra pista de tierra. Seguimos caminando por ella durante un corto trecho, hasta un determinado punto donde se encuentra con otro camino ascendente a la izquierda, y sin abandonar dicha pista, continuamos bajando recto hacia nuestra izquierda, y a continuación llegamos al lugar elegido para almorzar, el cual tenemos marcado en el mapa como “ruinas”, pero que en realidad se trata más bien de un bonito y verde prado, justo en el kilómetro 9,2 de nuestra ruta (altitud 678 metros).
Tras unos treinta minutos para disfrutar de un merecido descanso y reponer fuerzas, reiniciamos la marcha por la misma pista, que muy pronto habremos de abandonar para seguir una vez más por otra estrecha vereda en bajada a nuestra izquierda, en busca del cruce número 8 (525 msnm) en el “Camino de Jubrique”.
Caminamos por ella un kilómetro y medio aproximadamente, alternando con tramos más o menos abiertos de subidas y bajadas pasando por la Fuente del Chopo y la Fuente del Perro hasta llegar el cruce número 2, el cual habíamos desechado esta mañana al pasar junto a él al inicio de la ruta. Ahora desandamos casi el kilómetro que lo separa del cruce número 1, que también habíamos ignorado por la mañana, y tomamos dicho cruce girando a nuestra izquierda para llegar al mirador marcado en el track como “cruz” (652 msnm). Aquí aprovechamos para reagruparnos y hacer la foto de grupo, mientras disfrutamos una vez más de las espectaculares vistas vespertinas del Valle del Genal desde otros ángulos distintos. En esta encrucijada de caminos es donde se unen los dos tramos circulares que componen la ruta de hoy.
Desde “la cruz” hasta el cruce número 9 (770 msnm) nos enfrentamos a nuestra última gran subida. Una vez alcanzado dicho punto, ya sólo nos queda caminar en bajada un kilómetro y medio para llegar a las afueras de Genalguacil, señalizado en nuestro recorrido como cruce número 10 (564 msnm), junto a la fuente “La Huerta”, donde prácticamente acaba la ruta.
Estos últimos tramos nos permiten disfrutar de las impresionantes vistas del Paraje Natural de Sierra Bermeja, Sierra Crestellina, Sierra Blanca, Loma de Banestepar y Puerto del Lentisco, y a lo lejos el Peñón de Gibraltar y la costa africana, y otras perspectivas de los pueblos de Jubrique y Genalguacil próximos, y otros más lejanos.
Una gran parte del itinerario de esta ruta se enmarca dentro del perímetro formado por la “Loma de Benajarón” y “Cordel de Umbría al Río Genal”, Benavaro, “Los Perales”, “Redondillo”, “Matagallar” y otros.
Cabe resaltar que todo el recorrido discurre casi en su totalidad por terrenos muy abruptos con exigentes desniveles, pedregosos, resbaladizos, con abundante pinaza y hojarasca, en un laberíntico entramado de senderos, veredas, pistas y carriles que dificultan muchísimo el caminar con cierto sosiego, obligándonos a estar muy pendientes tanto del GPS como del terreno que pisamos, para evitar errores con el track y posibles accidentes.
Como contrapartida a la dureza de esta ruta en particular, durante todo el trayecto disfrutamos de esplendidas vistas del entorno montañoso que nos rodea, así como del placer de caminar bajo una inmensa masa boscosa compuesta fundamentalmente por castaños, pinos, chaparros, alcornoques, olivos y algunos madroños, que con su característica mezcla de colores verdes, marrones, amarillos, naranjas, ocres y dorados componen un maravilloso espectáculo otoñal multicolor de primer orden. El matorral y monte bajo característico de la zona, y la existencia de pequeños cultivos próximos, que varían según estén expuestos al sol o a la sombra, también contribuyen a dar colorido al bosque.
A todo ello, hay que sumar también el hecho de que, esta ruta, nos permite pasear por los cascos urbanos del pueblo-museo de Genalguacil y el coqueto pueblo de Jubrique, cuyos encantos atraen a todos aquellos que los visitan, y muy especialmente a los que lo descubren por primera vez.
Aunque la ruta inicialmente prevista era de 16,32 kilómetros, según los registros de mis GPS hemos completado un total de 18,45 kilómetros, en un área de 2,7 km2.
Tiempo total invertido: 07h 29’. En movimiento: 05h 32’, a un promedio de 3,34 km/hora.
Las cotas mínimas y máximas han sido de 277 y 809 metros respectivamente, con un ascenso positivo acumulado de 1.207 metros, y negativo de 1.183 metros.
La dificultad técnica podríamos considerarla como de moderada alta, por no decir difícil, aunque claro está, es una valoración personal muy subjetiva, que queda a criterio de cada cual según sean su edad, su forma física, el tiempo, y las condiciones propias del terreno.