8 de Enero de 2.022. Inauguramos el año con esta ruta de costa, distinta a las que habitualmente hacemos.
Somos 31 senderistas, y nos desplazamos en autobús fletado por GRUME para esta ruta. Novedad muy agradable, experiencia divertida y confortable.
A las 9 de la mañana nos deja el autobús a la puerta de la venta El Pelayo, en la barriada del mismo nombre.
Hace una mañana espectacular, cielo raso y poco viento.
Comenzamos a caminar por una carretera asfaltada sin apenas tráfico, por la que caminaremos durante 15 minutos, hasta desviarnos por un carril de tierra, que nos llevará hasta la costa.
El carril es precioso, vamos casi llaneando, rodeados de vegetación y preciosos alcornoques.
Llevamos recorridos unos cinco kilómetros cuando iniciamos una bajada por un sendero bastante incomodo de transitar. Hemos llegado a unas ruinas de lo que era un cuartel de la Guardia Civil. Ya divisamos el mar, tenemos una magnifica panorámica del estrecho, Marruecos es perfectamente visible. Que preciosidad.
Ya aparecen las primeras vacas, relajadas y felices, comiendo y sin preocuparse lo más mínimo por nuestra presencia.
Caminamos por un sendero paralelo a la costa. En ocasiones bajamos al nivel del mar para, a continuación, volver a subir dejando la playa abajo. Hay una ligera brisa, es un verdadero placer caminar.
Aparecen los primeros “flisch”, fenómeno geológico cuyo nombre es de origen alemán. Se trata de formaciones rocosas de diferente dureza, consecuencia del choque de plazas tectónicas, que dejan a la vista un paisaje peculiar y poco habitual. Solo se pueden ver cuando la marea esta baja, como hoy. Nos acompañaran a lo largo de toda la ruta. No te cansas de mirar.
Nos encontramos el esqueleto de una barca motora. Es fácil adivinar que la carga que transportaba no era precisamente legal. Asimismo veremos los restos de varias balsas de goma que a buen seguro han transportado inmigrantes. Produce escalofríos pensar en la gente que se arriesga a cruzar el estrecho en estas diminutas balsas.
Se aprecian las casas en la costa de Marruecos con total claridad.
Aparece al fondo la Torre de Guadalmesi. Hacia allí nos dirigimos.
A las 11,20 horas cuando llevamos 2,20 minutos caminando, paramos a picar algo rápido.
Mirando al frente, podemos ver veleros, cargueros, petroleros y barcos Ferry. Todo un espectáculo el tráfico en el estrecho.
Reanudamos la marcha y llegamos a la Torre de Guadalmesi. Preciosa, destaca sobre el cielo color azul intenso. Nos deleitamos contemplándola y hacemos fotos. Al lado de la torre hay un mirador que invita sentarse y quedarse toda la mañana mirando el mar, pero no es ese nuestro plan, seguimos caminando.
Al fondo ya podemos ver la punta del Faro del Puerto de Tarifa.
Tomamos un carril e iniciamos una cuesta arriba. Vamos buen ritmo. El grupo se dispersa, por lo que, al llegar arriba paramos a esperar a los rezagados.
Tenemos previstos parar a comer en las ruinas de un cuartel de la guardia civil, para resguardarnos del viento, que ahora si es intenso, pero resulta que han demolido tales ruinas, no queda nada más que unos búnkeres al filo del acantilado. Paramos a comer igualmente resguardándonos del viento en los flancos de los búnkeres.
Acometemos el tramo final de la ruta, que pena que se acabe. Llegamos al puerto de Tarifa a las 15,30 horas.
Hemos recorrido 20 km con un desnivel acumulado de 350 metros y hemos tardado 6,30 horas.
Nos espera el autobús que nos trasladará de vuelta a Estepona, previa parada en la Venta Pelayo a tomar café.
Todos y cada uno de los 31 senderistas hemos disfrutado de esta preciosa ruta, en un magnifico día. Somos unos verdaderos afortunados.