4 de marzo de 2.023.
Aparcamos el coche a la salida de Cortes de la Frontera, una vez hemos pasado la plaza de Toros.
Somos 21 caminantes e iniciamos la ruta a las 9,30. Hace un día frio y sin sol, pero no se prevé lluvia.
Tomamos un sendero paralelo a una alambrada y avanzamos en terreno llano, pero pronto iniciaremos una subida que se alargará durante 5 kilómetros y dos horas y media.
En el sendero hay piedras sueltas, rocas y matorral bajo. Se progresa sin dificultad.
Cuando miras enfrente solo se ve matorral bajo, no se ve el sendero, pero al acercarte el sendero se abre, el matorral no obstaculiza el avance.
Aunque no hay sol, la visibilidad es buena.
Nos vamos quitando capas a medida que el desnivel se incrementa.
A unos 1.050 metros, cuando llevamos caminando 1,45 minutos, paramos a tomar un tentempié.
El sendero está rodeado de piedras kársticas, la subida es preciosa.
Al fondo emos un torcal hacia el que nos aproximamos
Estamos rodeados de enormes quejigos y alcornoques con muérdago en su tronco. y las vistas son realmente preciosas.
Al fondo vemos los “Llanos de Jimera de Libar” y las montañas de la sierra de Grazalema.
Ahora hemos perdido el sendero. Mejor dicho, no lo hemos perdido, es que ha desaparecido, intuimos la ruta con ayuda del GPS, el suelo es irregular, con mucha piedra suelta.
Avanzamos campo a través, con una considerable pendiente, y nos vamos a adentrar en un torcal que nos conducirá al cancho de la Cuca, el primero de los tres que subiremos.
Subimos al Cancho de la Cuca como Dios nos da a entender, ayudándonos de las manos.
Desde el pico de la Cuca vemos abajo un valle verde, y al fondo, el Hacho de Gaucin, la Crestellina, la sierra de Casares y Sierra Bermeja. Nos deleitamos de las vistas durante unos minutos, y hacemos la foto de grupo antes de dirigirnos al segundo cancho.
El avance de un pico a otro es dificultoso, terreno típico de Torcal, no mucha diferencia de altura, pero con muchas grietas, puntas afiladas, piedras sueltas, requiere mucha concentración para no tropezar.
Llegamos al segundo pico, y el trayecto hasta el tercero es igualmente complicado, avanzamos lentamente y con mucha precaución.
Al llegar al tercer pico, una pequeña parte del grupo decide que han tenido bastante subida por hoy, y optan por dar un rodeo para encontrar al grupo al otro lado. Una vez reagrupados nos dirigimos al punto donde pararemos a comer, un poco resguardado del viento, ya que, aunque el día es perfecto para caminar, en cuanto te paras, hace frio.
Salimos del Torcal y nos adentramos en una zona de bosque de impresionantes encinas y Quejigos, paraje precioso donde paramos a comer. Hemos recorrido casi 7 kilómetros.
Tras la comida, tomamos un carril muy bonito, una especie de calzada romana. Se agradece caminar sobre un firme estable, después de tanto terreno pedregoso.
De nuevo vemos de frente los “Llanos de Libar” caminamos en fila india, bajando por una preciosa vereda rodeados de rocas y manto verde.
Descendemos por una vereda estrecha, la misma por la que iniciamos la marcha esta mañana, hasta llegar a los coches a las 16,30. Hemos tardado 7 horas en caminar 13,54 km con un desnivel de 790 metros.
Al lado del coche hay una cafetería hacia donde nos dirigimos sin dudar, para tomar un café mientras comentamos la maravillosa jornada de senderismo que hemos tenido la suerte de disfrutar.