10 de septiembre de 2.022.
Iniciamos la temporada 2.002/2.023. Nos quedamos en el término municipal de Estepona.
Aparcamos los coches al final del tramo asfaltado del camino de Eizabeth Burka.
Comenzamos a caminar a las 8,45 h. Somos 21 senderistas.
Iniciamos la ruta por un carril ancho, el “camino del monte de Igualeja”. Al inicio en ligera subida y después llaneando. Estamos rodeados de pinos a ambos lados, lamentablemente algunas zonas quemadas.
Después de caminar un buen rato, vemos abajo, a nuestra izquierda, el camino Nicola y la casa del Guarda, que no ha sido afectada por el fuego.
En el kilómetro cuatro paramos a tomar algo, parada breve. Seguimos caminando por carril. Vemos muchos pinos calcinados a nuestro alrededor, pero otras zonas no lo están, incluso hay pinos que se están recuperando, se aprecian ramas verdes en la parte alta de las ramas.
Sobre el kilómetro 7 abandonamos el carril, giramos a la derecha e iniciamos una intensa subida por un cortafuegos. Llegamos al “Puerto del Palmarejo”. Hacemos una breve parada para recuperar el aliento y giramos a la derecha por un sendero. Las vistas al mar son preciosas parecía que íbamos a seguir este sendero en dirección a la costa, pero no, giramos de nuevo a la izquierda e iniciamos una subida bastante dura, montaña a través.
Hace calor, unos 26 grados, pero hay una brisa que se agradece.
A medida que ascendemos las vistas son más bonitas, tenemos toda la montaña por delante, pero a final vemos el mar.
Seguimos subiendo, por senderos de cabras, en paralelo a una alambrada, es una especie de arista. Se nota que es la primera ruta de la temporada, las piernas pesan.
Por fin llegamos al “Cerro del Cuervo”. Las vistas a nuestra derecha son impresionantes, se ve Gibraltar muy cerca, casi podemos ver los monos comiendo, y detrás, Marruecos.
Ahora toca bajar. La bajada la hacemos campo a través, no hay sendero, hay que intuir la zona más favorable. Es una bajada con muy “mala sombra”. Requiere una concentración considerable para no resbalar. Hay cinco resbalones, pero sin consecuencias. Bajamos despacio y con mucha precaución.
Hemos tardado casi una hora en bajar. Quién nos iba a decir que nos alegraríamos tanto de divisar el carril.
Paramos a un lado del carril para comer. La bajada nos ha abierto el apetito.
Entre bocado y bocado se entrecruzan las conversaciones, se nota que la bajada la hemos hecho en casi total silencio y nos queremos resarcir.
Tras comer, solo nos queda caminar unos 40 minutos hasta llegar al coche.
Llegamos al coche a las 13,45 horas. Hemos tardado 5 horas en recorrer 12 kilómetros con aproximadamente 500 metros de desnivel.
Muy buena ruta para iniciar la temporada.