Sábado 12 de marzo de 2.022. Amanece una mañana espléndida, soleada, con cielo despejado y una temperatura primaveral después de las lluvias de ayer, circunstancia ésta que preocupaba a más de uno de los 31 senderistas que hoy formamos el grupo.
En esta ocasión cambiamos un poco la rutina, y a las 08:10 partimos en autobús hacia Genalguacil por la tortuosa y serpenteante carretera de Peñas Blancas-Jubrique-Genalguacil, adónde llegamos sobre las 09:55 horas tras una breve y obligada parada casi al final del camino por encontrarse indispuestas un par de pasajeras.
El sendero, que discurre íntegramente por el trazado de la etapa 28 del GR-249 correspondiente a la Gran Senda de Málaga, comienza en Genalguacil tirando hacia el sureste desde el Mirador de los Poyetes o de la Lomilla, rodeado de esculturas, y nos adentramos en la Cuenca del Rio Almárchal hasta el kilómetro 6 de la ruta, Los primeros metros transcurren en el paraje del Cerecillo por una veredita umbrosa en el regajo cercano al pueblo. Enseguida deviene en carril rodeado de bancales en las pendientes pizarrosas con olivos y chumberas. Se ven encinas y alcornoques mientras que el olivar va dando paso a huertecitas que anticipan la llegada del arroyo de la Pasada (km 1,1), que mantiene normalmente un reguerito de agua y escasos chopos y almeces.
Un nuevo tramo de vereda asciende ahora pasando por la casa del Helechal con vistas hacia Genalguacil entre castaños, alcornoques y almendros hasta que contacta con la carretera que va hacia el puerto de Peñas Blancas. A escasos metros, en el puerto de la Loma, se desvía el sendero hacia el sur por un carril más estrecho que sigue subiendo y deja a la derecha las ruinas de un lagar con el curioso nombre de Nuestra Señora de Vallyvana.
El primer alto del camino es la Loma de las Posteruelas, donde el olivar convive con las encinas y las ruinas de chozas y casas. Cuando comienza el descenso hay una cancela que da paso a un par de buenos miradores sobre los pueblos del bajo Genal, a la sombra de unos pinos resineros. Tras una curva el amplio paisaje que se observa enfrente (km 2.4) es el de sierra Bermeja y, hacia el sureste, la loma de Benestepar.
Tras una angarilla comienza el descenso por la cuesta de la Bañuela entre añosos alcornoques, muy encajada entre pizarras y con vistas sobre el valle del río Almárchal y el rancho en la vega de Don Juan. Entonces la vereda se pone más agreste al girar hacia el oeste y pasar por una solana rocosa y empinada. El antiguo camino de herradura pasa por las cabrerizas de la Mandanga o las Madres y lleva a la confluencia del Almárchal con la garganta de la Cueva del Vaque, donde un llamativo colmillo de roca señala el lugar en el que está el charco de la Vega (km 3,5).
Tras cruzar el río una nueva angarilla da a un trocito de carril y a la añosa vereda que sube por el paraje de las Rozas. Esta desemboca pronto en un ancho carril que rodea una casa con huertos entre un frondoso alcornocal y empieza a llanear. Se cruza sin problemas el arroyo de la Zarza con sus roquedos tapizados de helechos y un poco después el bosque cobija a ambos lados del carril un castañar en el que sorprende el tamaño de los árboles, con vistas al blanco caserío de Genalguacil al llegar al hito del puerto del Lentisco (km 6,0).
Desde el puerto van hacia Genalguacil el carril de Benestepar (hacia el noroeste) y la Vereda del Calvo, pero estas opciones se dejan atrás al dirigirse hacia el sur por la ancha pista. Progresivamente se va abriendo el paisaje hacia la derecha, a las vegas del río Genal y sus sierras, caminando entre huertos con naranjos y los accesos a las casas de campo.
Se pasan tres arroyuelos hasta llegar a la Alharía en el kilómetro 8, la fuente del Gas, el arroyo de los Adrianes y el de los Caldereros, y entre estos dos hay un lagar de aguardiente en un cruce de veredas de importancia local. Se llega así al puerto de Barrionuevo, con un pequeño cerrito a la derecha tras el cual se localizan las principales construcciones de la Alharía o Ajería. Un poco más adelante hay un cruce múltiple de caminos forestales donde se abandona el Camino de Casares, que se ve al frente, muy encajado entre la arboleda, para zigzaguear hacia el oeste y de ese modo llegar a la linde del Monte del Duque.
Cruzamos la portilla y nos adentramos en la Finca El Monte del Duque hasta aproximadamente el kilómetro 15. Es esta una gran finca cinegética con jabalíes, ciervos, muflones, gamos y algunos corzos que ocupa principalmente la cuenca del Arroyo de los Zaharames y la garganta de las Alberquillas, entre el Genal y sierra Bermeja. La linde es una empinada cuerda donde una vía de saca va cortando las curvas del antiguo sendero. La exposición sur hace que prospere un alcornocal con pinos resineros y matorral de jara pringosa. Hay un par de ejemplares de chaparro de grandes dimensiones y una ruina a la izquierda, mediada la cuesta, que da paso a una zona más abierta desde la que se ven muy bien los meandros y vegas del también llamado arroyo de los Aljarames.
Se llega así a los tarajales y cañaverales del arroyo, que se cruza para llegar a un carril más ancho que se toma a la izquierda, flanqueado por el monte y un huerto de aguacates. Los Zaharames están a muy poca altitud, 130 metros sobre el nivel del mar, y marcan el kilómetro 9,6 del recorrido. Hay un viejo puente colgante que permite pasar al otro lado del río Genal, a los Pepes, si se siguiera la pista hacia la derecha.
Enseguida hay que pasar una nueva cancela del monte del Duque cogiendo una vereda que va hacia el sur e inicia los 7,5 km de subida hasta el puerto de las Viñas (640 m) con un desnivel de unos 500 metros. El siguiente hito destacado es la huerta de Crespillo, una fértil sillada donde subsisten algunos cítricos al amparo de la casa en ruinas. El carril se rodea de un bosque maduro con numerosos arbustos nobles y al llegar a la Ensillada del Amolador, un puertecito en la loma, se tiene el río Genal al oeste y la garganta de la Cuesta al este, con sentidos de corriente contrapuestos. Hay otra cuesta empinada más donde las curvas ayudan a avanzar, en la denominada cuerda de los Coloradillos por el color del suelo.
Se asciende por el flanco izquierdo de las lomitas hasta una caseta de vigilancia que hay en el kilómetro 11,5, a partir de la cual la pendiente se suaviza algo. Las dehesas de grandes alcornoques se van sucediendo, pero en una nueva encrucijada se pasa a la zona de umbría de un cerrito, el del puerto Paloma, y entonces se entra en un hermoso quejigal con brezos y mirtos. De vuelta a la zona de solana, tras un cruce en el que destaca una gran piedra pizarrosa, hay un excelente mirador natural hacia el bastión septentrional de sierra Crestellina y la garganta de la Alberquilla. Luego viene una zona más llana, el Cuartel (km 13,7), con naves, una ermita y un pequeño helipuerto.
El recorrido deja a la derecha la Majada de Madrid, cercada con un seto de cipreses y rodeada de enormes alcornoques y quejigos. La tradicional saca de las corchas terminaba en las naves anexas a la casa que se conocen como el Raspadero, donde se recortaban las panas de corcho para apilarlas y sacarlas del monte.
Todavía en subida, aunque bastante más suave, sierra Crestellina está cada vez más cerca cuando se accede a un nudo de comunicaciones muy importante, el puerto de los Guardas (km 16,6) un viso desde el que se ve por primera vez el mar. El sendero continúa subiendo un poco para salir de la finca por una angarilla anexa al carril privado. En el puerto de las Viñas (km17,1) es donde comienza el Paraje Natural. El camino de las Viñas empieza ahora a descender utilizando un carril con zahorra que va dejando a la derecha el arroyo del Albarrán.
Se suceden a izquierda y derecha las casas de campo mientras se pasa por el rebaje donde está la toma de agua de casares. El arroyo se va encajando entre pinos, alcornoques, encinas, algarrobos y acebuches, estando la Gran Senda de Málaga cada vez a mayor altura sobre el fondo del valle. Al fin se ve Casares delante, construida entre cortados y afilados picos y con el mar de fondo. Este mirador improvisado y un posterior descansadero dan paso a la Fuente de la Arqueta o de la Arquita (km 19,9).
Lo que resta es llegar hasta la carretera de circunvalación de Casares, donde nos espera el autobús para completar el tramo más importante de esta maravillosa ruta, es decir, llevarnos a todos sanos y salvos de vuelta a casa, después de haber gozado de un magnífico día de senderismo que dimos por finalizado a las 17:35 horas.
La distancia registrada en mi GPS fue de 21,98 kilómetros, recorridos en un total de 7 horas y 40 minutos incluyendo las múltiples paradas habituales en este tipo de rutas (1 hora y 44 minutos), lo que nos da una velocidad media de 3,7 km/h. La altitud máxima fue de 646 metros y la mínima de 137 metros, con un desnivel positivo de 959 metros y negativo de 1.066.