BOSQUE DE NIEBLA

Hoy nos dirigimos una vez más al Campo de Gibraltar, y concretamente a uno de los bosques más singulares de Europa, el llamado “Bosque de Niebla”, situado entre los términos municipales de Algeciras, Los Barrios y Tarifa, donde la naturaleza aporta 245 días de niebla al año, y hoy precisamente es uno de ellos, lo cual aumenta la magia de pasear por sus senderos, que te hacen retroceder a épocas remotas y sentir tu propia simbiosis con la naturaleza.

Gracias a la alta humedad que proporciona tantos días de niebla, y a la climatología propia del entorno entre el Atlántico y el Mediterráneo con una alta pluviometría que suele oscilar entre los 1.400 y los 2.300 mm anuales, se propicia un ecosistema único con un bosque primitivo de laurisilva, propio de la Era Terciaria,  compuestos por ojaranzos, quejigos, alcornoques y otras especies tales como el madroño, el avellanillo, el laurel,  la hiedra y gran abundancia de musgos, helechos y  líquenes.

Por sus valores medioambientales y paisajísticos en la zona más meridional del Parque Natural de Los Alcornocales, el Bosque de Niebla goza de la máxima protección, que sólo se puede atravesar con la pertinente autorización de la dirección del parque.

Tras este breve preámbulo, pasemos seguidamente a narrar la crónica de la excursión de hoy, que me gustaría titular como “UN DIA EN EL BOSQUE DE NIEBLA Y RÍO GUADALMESÍ”.

Es sábado, 30 de abril de 2.022. Son las 09:00 de la mañana, y estamos en el Área Recreativa del Bujeo a una altitud de 298 metros sobre el nivel del mar. Hay una temperatura de 13,5ºC y sopla un ligero viento de levante con abundantes nubes sobre el Estrecho de Gibraltar y las cumbres de las sierras del Bujeo y del Cabrito que nos rodea. Atendiendo a la autorización de la que disponemos, hoy el grupo está limitado a 15 personas, y justo a las 09:15 horas iniciamos la marcha.

Comenzamos ascendiendo por la pista de Las Corzas a través del Monte Argamasilla, y muy pronto contemplamos entre nubes unas espléndidas vistas del Estrecho de Gibraltar. Seguimos hasta llegar a un estrecho sendero que lo atraviesa de derecha a izquierda, a cuya altura nos encontramos con un cartel del Monte Comares. Son las 10:25 y estamos en el kilómetro 3,5. Cedemos el paso a un grupo de senderistas que nos sale al paso por nuestra derecha, y al cabo de unos minutos tomamos dicho sendero por la izquierda e iniciamos un fuerte ascenso en zigzag de 1,7 kilómetros. En realidad se trata de una vereda estrecha  rodeada de mucha vegetación a media altura, que conforme avanzamos nos va adentrando poco a poco en una espesa niebla, que si bien nos impide disfrutar de las magníficas vistas, que en días claros  pueden contemplarse a lo largo de dicha subida, del Estrecho de Gibraltar, con el Jebel Musa al fondo y  la Bahía de Algeciras, no es menos cierto que esa misma niebla transforma el paisaje en un entorno mágico y un poco fantasmagórico realmente espectacular. Alcanzamos los 572 metros de altitud al llegar al Puerto de La Higuera en su unión con la pista de Las Corzas, donde aprovechamos para descansar y tomar un tentempié al abrigo de una pequeña formación rocosa que nos protege del viento de levante y la humedad propia de las nubes que nos envuelven, que por cierto no nos dejan ver las antenas que tenemos a nuestras espaldas.

A continuación, seguimos por un largo cortafuegos a lo largo del Tajo del Espino, mientras vamos dejando atrás la niebla alternando con nubes y claros hasta llegar a los Llanos del Juncal, que es la zona con mayor protección ambiental del Parque Los Alcornocales. 

Hemos caminado otros 3,10 kilómetros y nos desviamos a nuestra derecha para hacer una pequeña incursión adentrándonos en la Garganta del Arroyo Gandalar, donde alcanzamos la cota más alta de nuestra ruta, 765 metros.  Se trata de un inmenso quejigal de quejigos enanos, formando un umbrío bosque de laurisilva.  La alta humedad concentrada en la zona la convierte en un “clima subtropical”, con todo tipo de árboles y lianas entre copa y copa cubiertos de espeso musgos y líquenes y helechos que crecen en los troncos de los árboles, formando un conjunto idílico de naturaleza de más de 1,8 millones de años.

Si bien esa zona de la garganta la teníamos prevista en el track como circular de derecha a izquierda, finalmente decidimos hacer solamente el tramo de la izquierda en ida y vuelta,  por razones de distancia y dificultad,  pues no existe sendero ni vereda alguna que facilite la marcha, más bien al contrario,  es un laberinto de árboles y ramas a baja y media altura, que juntamente con la abundante vegetación dificulta  nuestro avance a cada paso, obligándonos a  estar muy pendiente del GPS y abriéndonos camino continuamente entre la exuberante naturaleza que nos rodea, la cual, por razones obvias,  estamos obligados a respetar, cuidar y proteger.  Ello no obstante no le resta valor medioambiental alguno a nuestro recorrido, pues se trata de un espacio único dentro de un amplio escenario de la misma biodiversidad.

Salimos nuevamente al cortafuegos, justo casi enfrente donde comienza el sendero oficial del Bosque de Niebla, a cuya entrada ya nos avisa un cartel que nos encontramos en zona de reserva A, con las instrucciones pertinentes.

Entramos en dicho sendero, que a lo largo de 3,5 kilómetros nos lleva a entroncar con el sendero del Río Gualdalmersí, perfectamente señalizado y fácil de andar entre la típica flora del Bosque de Niebla antes descrita. Descendemos desde el kilómetro 10 al 12, y en un claro del bosque junto al río paramos para comer.

Una vez respuestas las fuerzas, encaramos la última etapa de la ruta bajando 1,3 kilómetros hasta la zona conocida como Casas del Palancar.  Comenzamos vadeando el río, no sin cierta dificultad debido al abundante caudal de agua muy superior al habitual como consecuencia de las últimas lluvias, y continuamos en un relajante descenso hasta llegar al carril señalizado en el mapa como CA-2215, el cual une el Área Recreativa del Bujeo con el Puerto de La Ahumada, Sierra del Cabrito y otros puntos de interés de Los Alcornocales.  y acto seguido entramos en el Sendero del Río Guadalmesí, ya a escasos 4 kilómetros del final de nuestra ruta.

El nombre de Guadalmesí proviene del árabe “río de las mujeres”, y este sendero recorre uno de los canutos mejor conservados del Parque Natural de Los Alcornocales, cuya formación es una auténtica reliquia de la vegetación tropical,  que lo convierte en  uno de los cauces fluviales más espectaculares del parque, por sus pronunciadas y escarpadas pendientes y la abundante vegetación característica de los bosques de ribera que conviven en él, destacando el paisaje modelado por la acción del agua.

Este río nace en Sierra Luna y desemboca en el Mar Mediterráneo en la Punta del Guadalmesí, junto a la torre del mismo nombre, cuyo lugar también es bien conocido y admirado por muchos de nosotros gracias a las distintas travesías Pelayo-Tarifa organizadas por Grume.

Nuestro recorrido por el margen del río, de apenas 2 kilómetros de longitud, lo hacemos siempre acompañado por el susurro de fondo de sus aguas, limpias y sin contaminación, que según cuentan las leyendas del siglo XVI, los piratas berberiscos desembarcaban en estas costas para saquear y llevarse a las mujeres. Para evitar sus capturas, se refugiaban en los espesos bosques de esta zona, y por eso se le llama “Guadalmesí” o “Río de las Mujeres”.

Finalizado el sendero, subimos una corta pero fuerte subida hacia el carril CA-2215, y recorremos los casi dos últimos kilómetros que nos separan de nuestros coches, habiendo cubierto una distancia de 17,15 kilómetros en un área de 4,9 kms2, en un tiempo total de 06h 55’, de los cuales en movimiento registramos 05h 14’, y un desnivel positivo acumulado de 648 metros y negativo de 633 metros.